La revolución de la microbiota.

Hace 12.000 años que el ser humano dejó de ser nómada para asentarse en un terreno donde crecer y prosperar. Como consecuencia de esto tuvimos que encontrar maneras de conseguir sustento de manera regular, y con el tiempo hemos ido mejorando las prácticas culturales y entendiendo mejor los cultivos y los agentes patógenos que pueden ponerlo en riesgo. A nivel histórico, además del hecho de hacernos sedentarios, podemos señalar dos grandes hitos que han sido decisivos en el desarrollo de la agricultura.

Por un lado, tenemos la Revolución Agrícola de los siglos XVIII y XIX, que supuso un avance importante en la forma de gestionar las tierras de cultivo, aumentando la rentabilidad de las explotaciones y propiciando la aparición de las primeras mecanizaciones y el desarrollo y uso de los primeros productos químicos.

Y el segundo, más reciente, sería la llamada Revolución Verde de las décadas 60 y 70 del siglo pasado, marcada por un aumento de la productividad gracias a la selección de variedades mejor adaptadas y técnicas de cultivo y tratamientos fitosanitarios mucho más eficaces.

Sin embargo, es a partir de esta revolución verde cuando se empezó a cuestionar la conveniencia de los tratamientos químicos por el efecto nocivo que pueden tener, no solo en el ser humano, si no también en la fauna y flora útil del entorno.

Hoy no hay dudas sobre esto, y el nivel de concienciación está en aumento, tanto desde el punto de vista social como administrativo. De hecho, hay prevista para los próximos años una entrada en vigor de nuevas restricciones en el uso de determinados productos químicos. El cambio empieza a dejar de ser una opción: es una necesidad.

El descubrimiento y estudio de los microrganismos (MO) es muy anterior, pero no es hasta los años 70 que se empieza a comprender la realidad de lo que ocurre a nivel microscópico y a desarrollar aplicaciones de los MO beneficiosos en agricultura. Todo un mundo repleto de una diversidad casi infinita de MO que conviven en equilibrio empezaba a mostrarse ante nuestros ojos. Y ahora, nos estamos dando cuenta de que todos los tratamientos químicos que hemos estado aplicando estaban rompiendo ese equilibrio. Pero estamos a tiempo de darle la vuelta a la situación.

Si algo sabemos en esta casa es de MO –gente, como nos gusta llamarlos-. Cada vez llegamos a niveles más profundos de conocimiento, y no dejan de sorprendernos.

En los últimos estudios que hemos hecho analizando la riqueza microbiológica de los suelos, hemos constatado como en aquellas parcelas con mejor comportamiento agronómico natural, los MO beneficiosos mantienen a raya a los que no lo son, preservando el equilibrio que garantiza la supervivencia del cultivo.

Por ejemplo, Trichoderma es capaz de colonizar rápidamente una herida de poda impidiendo la entrada de hongos de madera; Pseudomonas solubiliza el fósforo orgánico y mineral bloqueado en el suelo quedando disponible para la planta, Azospirillum brasilense actúa como fijador biológico de nitrógeno; Bacillus megatherium facilita la captación de fósforo y potasio. Bacillus amyloliquefaciens y Bacillus pumilus muestran una alta eficacia frente a oidio y mildiu, mientras que Pichia anómala o Bacillus subtilis lo hacen frente a la botrytis. Bacillus thuringiensis es capaz de mantener a raya a Lobesia botrana. Levaduras con sideróforos o solubilizadoras de zinc… por citar solo unos ejemplos.

Todos estos MO puede que estén ya en nuestra parcela, únicamente hay que buscarlos y hacer que estén en poblaciones suficientes para que puedan hacer bien su trabajo. Cómo llevar a cabo esta tarea es parte nuestro saber-hacer en Lev2050.

Dentro de nuestro ADN está el objetivo de proporcionar a las bodegas y viticultores soluciones eficientes, que garanticen, no solo la rentabilidad de la explotación, sino además la sostenibilidad de su entorno. Por ello, llevamos años investigando y desarrollando medios fluidificantes y biorreactores que permitan alcanzar poblaciones de los MO muy elevadas y en las mejores condiciones para cumplir su objetivo. De esta manera, los ahorros que se consiguen en los tratamientos de campo, con los MO anteriormente citados, oscilan entre 75% y 94% en función del tipo de MO y su tasa de multiplicación. La barrera del precio estaría superada.

Estamos ante una nueva era de gestión agrícola, si estás en esta línea o quieres entrar nos tienes aquí para ayudarte.


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